La basura que tiras a la calle no desaparece, termina haciendo daño
Por: Anabel Núñez
Durante los últimos días, la República Dominicana ha sentido los efectos del huracán Melissa. Aunque el fenómeno no impactó directamente nuestro territorio, dejó fuertes lluvias e inundaciones en distintas zonas del país. Calles anegadas, filtrantes tapados, cañadas desbordadas y familias que lo pierden todo… una escena que tristemente se repite cada vez que llueve un poco más de lo normal.
Y es aquí donde debemos detenernos a reflexionar. Porque gran parte de los desastres que enfrentamos no son solo producto de la naturaleza, sino también del descuido humano. La basura que botas a la calle no desaparece, se acumula, tapa los imbornales y termina regresando a ti en forma de agua sucia, enfermedad y pérdida.
Esa funda plástica que dejas en la acera, el vaso que tiras desde el carro o los escombros que depositas en la cañada, todos terminan formando parte de un mismo problema: la falta de conciencia ciudadana. Queremos calles limpias, pero no asumimos el compromiso de mantenerlas así.

Hay que reconocer, sin embargo, la rápida y efectiva respuesta del Gobierno central, los ayuntamientos y los organismos de emergencia, que activaron los protocolos de prevención y mitigación a tiempo. Gracias a esa coordinación, se evitaron mayores daños y pérdidas humanas. Pero ese esfuerzo se ve opacado cuando una parte de la población sigue actuando con irresponsabilidad.
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Cada tormenta nos deja la misma lección: la basura que tiras no se va, se transforma en desastre. Y mientras no cambiemos nuestra forma de pensar y actuar, seguiremos lamentando tragedias que pudieron prevenirse con algo tan sencillo como depositar los desechos en su lugar.
La limpieza no comienza con los camiones recolectores, sino con cada ciudadano que decide cuidar su entorno. Porque al final del día, la basura que botas a la calle no desaparece, termina haciendo daño… y casi siempre, nos hace daño a todos.

