El costo de pasar de los likes a los views

En la era digital, el valor de una vida parece haberse resumido en cuántas veces se reproduce un video o cuántos corazones rojos recibe una publicación. Hemos pasado de la búsqueda de aprobación mediante likes a una voraz competencia por views, donde lo que importa ya no es el contenido, sino el impacto —aunque este sea negativo, doloroso o humillante para otros.
La sociedad actual, marcada por la inmediatez y la validación virtual, ha comenzado a normalizar comportamientos peligrosos. Hoy vemos cómo tragedias personales, accidentes, momentos íntimos y hasta muertes son grabadas, editadas y compartidas con la intención de hacerse virales. El morbo vende, la empatía no. Se ha vuelto común encontrar videos de personas sufriendo, noticias falsas diseñadas para generar clics o retos absurdos que ponen en peligro la vida. Todo por un puñado de visualizaciones.
Expertos en salud mental han levantado la voz. Psicólogos advierten que la adicción a la aprobación digital ha generado una ansiedad generalizada, trastornos de autoestima y una desconexión emocional profunda. La necesidad de reconocimiento en redes sociales ha sustituido, en muchos casos, la construcción de una identidad sólida y auténtica.
Tras la pandemia del COVID-19, el uso de plataformas como Instagram, TikTok y YouTube creció exponencialmente. El confinamiento llevó a muchos a buscar formas de expresarse, comunicarse o emprender a través de estos canales. Y eso no es negativo. De hecho, en medio de la crisis, muchos lograron transformar su dolor en contenido de valor, educación, humor y esperanza.
Te puede interesar: El costo del mal manejo de una crisis
Porque sí, también hay quienes suman. Personas que usan sus plataformas para educar, informar, entretener con responsabilidad o simplemente compartir su arte, sus conocimientos o su experiencia de vida. Creadoras y creadores de contenido que no buscan likes a costa del sufrimiento ajeno, sino que construyen comunidades reales, humanas y empáticas. A ellos, todo el reconocimiento.
Pero lamentablemente, esa no es la norma. Las redes sociales se han convertido en una jungla sin filtros éticos donde todo vale por unos segundos de atención. La línea entre lo público y lo privado está cada vez más desdibujada, y lo que antes nos escandalizaba, hoy nos entretiene.
El verdadero costo de pasar de los likes a los views no es sólo individual, es colectivo. Es el deterioro de nuestros valores, la deshumanización del otro y la banalización del dolor. Es el precio que pagamos cuando la notoriedad se vuelve más importante que la dignidad.
Es hora de replantearnos el uso que damos a las redes sociales. No se trata de demonizarlas, sino de usarlas con conciencia. De volver a poner en el centro lo que realmente importa: la verdad, la empatía, el respeto y el valor humano.
Porque cuando todo se vuelve contenido, corremos el riesgo de dejar de ser personas para convertirnos en personajes y todo nos parece gracioso hasta que somos parte de la historia
1 pensamiento sobre “El costo de pasar de los likes a los views”