Un “Certificado de Buena Conducta” no es suficiente a la hora de trabajar con niños
En la mayoría de instituciones sean públicas o privadas se solicita como requisito un certificado de buena conducta para contratar al personal, en este artículo queremos abordar las que trabajan directamente con niños, ya sean escuelas, guarderías, centros de recreación o clubes deportivos.
Este documento, que confirma la ausencia de antecedentes penales, es visto por muchos empleadores como una salvaguarda para proteger a los niños de cualquier posible maltrato. Sin embargo, es alarmante que, en muchos casos, este papel es el único filtro que se utiliza para garantizar la idoneidad de los empleados que estarán en contacto diario con menores.
Este enfoque, aunque bienintencionado, es profundamente insuficiente. Un certificado de buena conducta no es más que una fotografía del pasado legal de una persona en un momento específico. No revela actitudes, comportamientos o competencias para interactuar con niños de manera respetuosa, segura y formativa.
No ofrece información sobre la personalidad, la ética profesional o la capacidad del empleado para enfrentar situaciones complejas con niños. Además, la conducta de una persona puede cambiar con el tiempo, y la falta de antecedentes penales no implica que un individuo no pueda cometer abusos emocionales, psicológicos o físicos en el futuro.
Una vez que se entrega el certificado, muchas veces se omite el seguimiento continuo del comportamiento del empleado en su interacción cotidiana con los pequeños, lo que representa una omisión crítica en el deber de protección infantil.
Algunos casos de abuso infantil, negligencia o mala conducta en instituciones educativas o recreativas han sido perpetrados por personas sin antecedentes previos, lo que demuestra que el historial penal no es un indicador suficiente para garantizar la seguridad de los menores. Este enfoque reactivo, basado solo en verificar que alguien no tenga delitos previos, es peligroso si no se complementa con una supervisión activa y un control riguroso del comportamiento durante el desempeño laboral.
La formación ética y emocional: un pilar necesario
La formación técnica o educativa no es suficiente cuando se trata de trabajar con niños. Las instituciones deben asegurarse de que sus empleados también reciban formación ética y emocional. Esto les permitirá entender el impacto de sus acciones, gestionar de manera adecuada las tensiones diarias que pueden surgir al trabajar con menores y comprender los límites necesarios para una interacción saludable y segura.
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Un empleado puede no tener antecedentes penales, pero si no cuenta con la preparación emocional adecuada, puede llegar a situaciones de maltrato verbal, negligencia o abuso de poder, aspectos que son igualmente perjudiciales para el desarrollo de los niños.
En República Dominicana hemos visto casos como el del famoso payaso “Kanqui” quien era un referente en programas infantiles, fue premiado con importantes galardones y aplaudido en sus espectáculos, sin embargo, fue condenado a 12 años de prisión luego de ser encontrado culpable de abusar de un menor de edad, quien hoy tiene 27 años. Al inicio del caso las víctimas eran tres, pero fue condenado por uno solo de los casos.
Durante el año escolar 2022-2023, el Ministerio de Educación (Minerd) ha registrado 399 casos de “situaciones de acoso y/o abuso sexual” en las distintas escuelas de la República Dominicana.
Conclusión: La necesidad de un seguimiento constante
El cuidado de los niños es una de las responsabilidades más delicadas que puede asumir una persona. Esto requiere, no solo la ausencia de antecedentes criminales, sino una constante vigilancia sobre el trato y la interacción diaria de los empleados con los menores. La supervisión debe ser un proceso dinámico y continuo, en el que se observen las relaciones entre adultos y niños, se escuchen las preocupaciones de los menores y se evalúe periódicamente el desempeño de los empleados.
Además, es crucial invertir en formación constante, tanto en aspectos pedagógicos como en el trato emocional y psicológico adecuado hacia los niños.
¡Cuidemos a nuestros niños!
Por: Anabel Núñez
Periodista, locutora, community manager