septiembre 19, 2025

«La ciberseguridad no es un favor, es una responsabilidad», alerta Gustavo Vallejo,

"La ciberseguridad no es un favor, es una responsabilidad", alerta Gustavo Vallejo,

Por Gustavo Vallejo, director del Máster en Ciberseguridad de Spain Business School

En la actualidad, la tecnología atraviesa cada aspecto de la vida personal y laboral. La inmediatez y la disponibilidad permanente de servicios digitales nos han hecho dependientes de un ecosistema en el que la identidad digital y los datos personales se han convertido en el motor de la economía global.

Sin embargo, esta misma interconexión abre vulnerabilidades aprovechadas por los ciberdelincuentes, quienes buscan capitalizar cualquier descuido en los sistemas de hardware o software. Al ofrecer “facilidades” a los clientes, las empresas corren el riesgo de dejar abiertas brechas que pueden ser explotadas.

Educación digital: una urgencia social

Tal como a principios del siglo XX se crearon normas y educación vial para convivir con los automóviles, hoy es urgente estructurar políticas y formaciones en seguridad digital. Los menores de edad, en particular, requieren un acompañamiento constante que no siempre reciben en sus hogares.

La propuesta debe ser integral: formación continua en escuelas y programas dirigidos a los padres sobre privacidad, uso seguro de Internet y consecuencias legales. La sociedad entera debe entender que proteger los datos personales es tan vital como respetar un semáforo.

Inteligencia artificial y desinformación

La irrupción de la inteligencia artificial ha intensificado los riesgos: desde suplantación de identidad en videos, audios y fotografías hasta campañas de desinformación y extorsiones. Hoy se documentan casos de robo de información médica utilizada para chantajear a pacientes, una de las prácticas más crudas del cibercrimen.

El rol de las empresas

Las compañías son depositarias de una gran cantidad de datos sensibles y, aunque las leyes de protección de datos se endurecen, persisten sanciones por malas prácticas. Los ciberdelincuentes buscan principalmente información personal para fraudes, suplantación de identidad y vaciado de cuentas bancarias.

No basta con invertir en tecnología. La ciberseguridad debe partir de la dirección estratégica y permear toda la organización mediante políticas claras y formación permanente. Dejarla como una simple tarea técnica es un error que muchas veces se paga caro.

Preparación y resiliencia

En un escenario en el que los ataques informáticos son inevitables y recurrentes, la clave está en la resiliencia organizacional: entrenamientos constantes, aplicación de modelos de Cero-Confianza y simulacros basados en ataques reales sufridos por empresas similares.

Además, no debe olvidarse la dimensión humana: el personal de ciberseguridad trabaja bajo alta presión y requiere acompañamiento en su salud emocional, como ocurre en profesiones de riesgo como la salud, la policía o el ámbito militar.

La ciberseguridad no es un favor, es una responsabilidad. Un compromiso compartido entre individuos, familias, empresas y gobiernos para garantizar un ecosistema digital seguro, confiable y sostenible.

 

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