Fuerza del Pueblo: Consolidación y retos hacia el 2028
Por: Alexander Jiménez
Máster en Comercio Internacional – Informático, Emprendedor y Político
El declive del viejo sistema de partidos
El sistema de partidos políticos dominicanos ha experimentado en la última década un proceso de debilitamiento que ha reducido a expresiones mínimas a organizaciones que en su momento fueron pilares de la democracia, como el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Aquella estructura tripartita compuesta por PRD, PLD y PRSC, que reflejaba la fortaleza del sistema político nacional, ha quedado relegada a un papel secundario. Hoy, estas organizaciones sobreviven con niveles de apoyo cercanos al rango de partidos minoritarios.
Dos grandes columnas políticas
El panorama actual descansa sobre dos grandes fuerzas: el Partido Revolucionario Moderno (PRM), que concentra poder gracias a la gestión del Estado, y la Fuerza del Pueblo (FP), que con apenas seis años de existencia se ha convertido en la principal fuerza de oposición y en la organización con mayor proyección hacia el futuro inmediato.
La reciente segunda fase del Congreso Elector Manolo Tavárez Justo, celebrada con la elección de diez miembros de la Dirección Política, y con una participación de más del 90% de los delegados habilitados, evidencia la cohesión, disciplina y crecimiento de la FP.
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Unidad y visión estratégica
Aunque los avances son innegables, la Fuerza del Pueblo tiene un gran reto: mantenerse unida en torno a su líder, Leonel Fernández, con miras a la conquista del poder en el 2028.
Para ello, sus dirigentes deben comprender que la misión es colectiva. Es momento de sumar, no de dividir. La prepotencia, el triunfalismo o la arrogancia solo debilitan la causa común. Un partido fuerte solo cumple su propósito si logra convertir ese respaldo en triunfos electorales.
El verdadero adversario
El enemigo no está dentro de la FP; el verdadero contrincante es el PRM, que hoy controla los resortes del Estado. Por eso, es indispensable mantener la unidad, sumar fuerzas y trabajar con visión de futuro.
El 2028 se vislumbra como una oportunidad histórica. Superar este reto con madurez política y sentido estratégico es la clave para conquistar el poder y devolverle al pueblo dominicano la esperanza de un gobierno distinto.
